4.3.-
Riego y abonado.
Aunque es un cultivo muy rústico,
agradece los suelos con cierto contenido de humedad. Los riegos suelen
realizarse a manta o por aspersión. En zonas cálidas se deberán dar éstos
cada ocho o diez días en invierno y cada dos o tres en verano.
El perejil es una planta que
necesita fuertes abonados para asegurar producciones abundantes.
Una producción de 250 kilos por
área extrae del suelo: 0,7 kilos de N, 0,3 kilos de P2O5,
0,1 kilos de K2O y 0,2 kilos de CaO.
Como referencia se indica el
tipo de abonado de fondo utilizado con mayor frecuencia en Andalucía, teniendo
presente que es un cultivo realizado, por lo general, en pequeñas huertas y,
por tanto, en terrenos bien estercolados.
Nitrato amónico cálcico
3 kg
por área.
Superfostafo de cal
5 kg por área.
Sulfato de potasa
3 kg por área.
Esta fórmula se alterará convenientemente según tipo de
abonado que haya recibido el cultivo precedente.
Es conveniente hacer nuevas aportaciones de nitrógeno
después de cada corte, en dosis relativamente bajas.
4.4.- Labores culturales.
Después de la siembra, y durante el primer momento de
desarrollo del cultivo, conviene estar atento a las escardas y a las binas, si
no se utilizan herbicidas.
El perejil, como la mayor parte de los cultivos hortícolas,
resulta invadido por un gran número de malas hierbas que suelen perjudicarle
enormemente. Es, por tanto, muy conveniente el empleo de herbicidas, con el fin
de evitar escardas sucesivas en los primeros estados de su desarrollo.
La aplicación de éstos, dado que las extensiones de
cultivo no suelen ser grandes, se puede hacer mediante el empleo de las
tradicionales máquinas pulverizadoras de mochila, procurando mojar bien las
malas hierbas.
Hoy en día existen en el mercado varios herbicidas, tanto
de preemergencia como de postemergencia, que pueden utilizarse en este cultivo.
Una vez realizada la siembra, y en preemergencia del
cultivo, puede utilizarse Clorprofam (CIPC) en dosis de 2 a 6 litros de producto
comercial por hectárea en 500 a 600 litros de agua, siendo muy conveniente dar
un riego después de la aplicación. Igualmente puede recurrirse al Nitrofene o
al Ciclurón. Este último controla bastante bien las ortigas, una de las malas
hierbas que más daño causa al cultivo.
Los riegos deben ser abundantes durante el período de
verano, procurando no mojar demasiado el follaje, para evitar enfermedades
criptogámicas. De utilizarse riego por aspersión deberán extremarse los
tratamientos fitosanitarios, en especial para controlar la septoriasis y el
mildiu.
5.-
Recolección.
Comienza
a realizarse más o menos a los tres meses de nacidas las plantas en las
siembras de invierno y a los dos en las de verano, cuando aquéllas tienen,
aproximadamente, seis hojas verdaderas. La recolección se efectúa cortando o
segando las eras a ras del suelo y haciendo manojos, que se atan según se van
formando. Los manojos suelen contener de 20 a 25 plantas. El momento para
realizar el corte se verifica cuando los pecíolos comienzan a amarillear.
La
recolección debe hacerse por la mañana, antes de que las plantas comiencen a
sentir los efectos del calor, y cuando éstas tienen una altura de unos 30 cm.
La planta vuelve a rebrotar, estando disponible para un nuevo corte a los dos
meses, aproximadamente.
La
recolección del perejil demanda una mano de obra importante.
El
cultivo dura aproximadamente un año, durante el cual suelen darse unos seis
cortes en las siembras realizadas en invierno y unos cuatro en las siembras de
verano.
Las
hojas después de lavadas pueden emplearse frescas como condimento o bien secan
por una corriente de aire.
En
cada corte se obtienen de 5 a 10 Tm de hoja fresca por hectárea que un vez
secas y después de eliminar los pecíolos quedan reducidas a 400-800 kilos.
El
rendimiento depende mucho del estado vegetativo del cultivo y de la altura del
mismo al realizar los cortes de los tallos. Se puede cifrar, en un cultivo
normal, en 1,5 a 2 kg por metro cuadrado.
En
los últimos años se viene investigando para conseguir retardar los efectos de
la senescencia en las hojas de perejil después de su recolección. Los
resultados más prometedores se han conseguido mediante el uso de CO2
y ácido giberélico para contrarrestar los efectos de la producción de
etileno, inductor de la senescencia (Lers et al, 1998).
Pero
el CO2 no solo contribuye a ralentizar el proceso de senescencia de
las hojas frescas del perejil una vez recolectadas, sino que también
se ha demostrado el efecto beneficioso de la fertilización carbónica
sobre cultivos de invernadero experimentales desarrollados en zonas más frías.
El incremento de los rendimientos fue de hasta un 17 % mayor que en los cultivos
testigo (Mortensen, 1994).
6.-
Plagas y enfermedades.
En
los últimos años y debido a la creciente importancia de los cultivos
comerciales de perejil, se han venido desarrollando ensayos para tratar de
encontrar soluciones a los problemas fitosanitarios que se presentan en campo.
Así,
se están induciendo genes de defensa en perejil a través del ozono. Los
estudios se encaminan hacia la producción de plantas bajo atmósferas ricas en
ozona para inducir en las plantas los mecanismos moleculares de la defensa, y
que solo se manifiestan bajo estas atmósferas ricas en ozono ( Ekeykaltenbach et
al, 1994 a y b).
También
se está experimentando para tratar de identificar los genes implicados en la
resistencia a enfermedades a través de marcadores moleculares (Zou y Taylor,
1994). Además parece que los estudios revelan que el incremento de la biosíntesis
de compuestos fenólicos destinados a las paredes celulares contribuyen a
modificar la estructura de la misma al tiempo que induce funciones adicionales
de defensa frente a patógenos (Matern et al, 1995).
6.1.-
Enfermedades provocadas por parÁsitos
telÚricos.
En
las semillas de perejil los danos por marras de nascencia no son tan frecuentes
como cabria esperar. Los danos pueden ser graves en ciertas situaciones, en
particular en Florida (suelos descalcificados, siembras en condiciones cálidas
y húmedas). Allí practican una inundación de los futuros terrenos de siembra,
bajo 10 ó 15 centímetros de agua durante 60 días antes de su preparaci6n.
Esta práctica, emparejada a un encalado que eleva el pH hasta 7,5 disminuye los
danos por Rhizoctonia y
Fusarium.
El
perejil es un huésped muy favorable al desarrollo de Meloidogyne, tanto si se trata de M. incognita, M arenaria, M javanaica adaptados a las condiciones cálidas,
como si se trata de M. hapla, mas
tolerante al frío. Podemos observar no solamente una baja de vigor de las
plantas, sino también, tras la podredumbre de las agallas, marchitamientos
definitivos.
Esta
es la principal causa de la mortalidad del perejil en condiciones tropicales
donde esta planta es potencialmente vivaz por el hecho de que allí no sube a la
flor.
6.2.-
Enfermedades bacterianas.
ü
En los Estados Unidos se han detectado dos enfermedades foliares de origen
bacteriano en el perejil, una con un óptimo de virulencia a 20 °C, Pseudomonas
syringae pv. apii, muy importante, sobre todo, en el norte, la otra,
Pseudomonas cichorii, causa estragos a temperaturas mas elevadas (29 °C) y es
terrible, sobre todo, en Florida. Los síntomas de ambas enfermedades son
similares: manchas, en un principio de color amarillo muy vivo que, después, se
tornan necróticas en su centro con un halo amarillo, que puede alcanzar 5 milímetros
de diámetro. Es conveniente recurrir, principalmente en Florida, a tratamientos
bactericidas regulares (cobre + fungicidas orgánicos), con una cadencia que
puede variar hasta dos veces por semana en condiciones favorables a la
enfermedad (Messiaen, 1995).
ü
Erwinia carotovora es la causante de la podredumbre blanda del perejil. Esta está
caracterizada por el desarrollo de un exudado verde oscuro, los tejidos se
destruyen completamente. La enfermedad se ve favorecida por el tiempo cálido y
húmedo, pudiéndose controlar mediante el empleo de sistemas de refrigeración
(Snowdon, 1991).