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    EL CULTIVO DEL MELÓN   (Apartado 6.)

1. MORFOLOGÍA Y TAXONOMÍA

2. EXIGENCIAS DE CLIMA Y SUELO

        2.1. EXIGENCIAS CLIMÁTICAS

                2.1.1. Temperatura

                2.1.2. Humedad

                2.1.3. Luminosidad

        2.2. EXIGENCIAS EN SUELO

3. ELECCIÓN DEL MATERIAL VEGETAL

4. LABORES CULTURALES

        4.1. SIEMBRA Y TRASPLANTE

        4.2. ACOLCHADO

        4.3. TUNELILLOS

        4.4. SISTEMAS DE PODA

        4.5. POLINIZACIÓN

5. MARCOS DE PLANTACIÓN

6. FERTIRRIGACIÓN

7. PLAGAS Y ENFERMEDADES

        7.1. PLAGAS

                7.1.1. Ácaros

                7.1.2. Insectos

                7.1.3. Nemátodos

        7.2. ENFERMEDADES

                7.2.1. Enfermedades producidas por hongos

                7.2.2. Enfermedades producidas por bacterias

                7.2.3. Virus

8. ALTERACIONES DEL FRUTO

        8.1. DEFORMACIONES

        8.2. GOLPE DE SOL

        8.3. RAJADO

        8.4. MANCHAS

        8.5. ABORTO

    

        6. FERTIRRIGACIÓN

    

El método de riego que mejor se adapta al melón es el riego por goteo, por tratarse de una planta muy sensible a los encharcamientos, con aporte de agua y nutrientes en función del estado fenólogico de la planta, así como del ambiente en que ésta se desarrolla (tipo de suelo, condiciones climáticas, calidad del agua de riego, etc.).

    

En cultivo en suelo y en enarenado el establecimiento del momento y volumen de riego vendrá dado básicamente por los siguientes parámetros:

-   Tensión del agua en el suelo (tensión mátrica), que se determinará mediante la instalación de una bateria de tensiómetros a distintas profundidades.

-   Tipo de suelo (capacidad de campo, porcentaje de saturación).

-   Evapotranspiración del cultivo.

-   Eficacia de riego (uniformidad de caudal de los goteros).

-   Calidad del agua de riego (a peor calidad, mayores son los volúmenes de agua, ya que es necesario desplazar el frente de sales del bulbo de humedad).

    

Tabla 2. Consumos medios (l/m2.día) del cultivo de melón en invernadero. Fuente: Documentos Técnicos Agrícolas. Estación Experimental “Las Palmerillas”. Caja Rural de Almería.

 

 

MESES

ENERO

FEBRERO

MARZO

ABRIL

MAYO

JUNIO

JULIO

Quincenas

A

0,26

0,44

0,85

1,31

2,55

3,53

4,39

4,66

4,61

4,54

4,88

5,09

   

B

0,29

0,51

0,94

1,99

2,88

4,39

4,66

5,08

5,04

5,48

5,09

   

C

0,34

0,75

1,70

2,56

3,99

4,66

5,08

5,04

5,48

5,09

   

D

0,56

1,43

2,24

3,59

4,66

5,08

5,04

5,48

5,09

   

E

0,85

1,60

2,79

3,81

5,08

5,54

6,09

5,73

4,86

 

 

    

A: siembra o trasplante 1ª quincena de enero; B: siembra o trasplante 2ª quincena de enero; C: siembra o trasplante 1ª quincena de febrero; D: siembra o trasplante 2ª quincena de febrero; E: siembra o trasplante 1ª quincena de marzo.

    

Existe otra técnica empleada de menor difusión que consiste en extraer la fase líquida del suelo mediante succión a través de una cerámica porosa y posterior determinación de la conductividad eléctrica.

La extracción máxima de agua y de nutrientes durante el desarrollo del cultivo de melón tiene lugar justo después de la floración. Durante la fase de floración, según el estado del cultivo, puede ser conveniente provocar un ligero estrés hídrico para facilitar el “enganche” de las flores recién cuajadas.

    

En cultivo hidropónico el riego está automatizado y existen distintos sistemas para determinar las necesidades de riego del cultivo, siendo el más extendido el empleo de bandejas de riego a la demanda. El tiempo y el volumen de riego dependerán de las características físicas del sustrato.

    

Con respecto a la nutrición, en la planta de melón el nitrógeno abunda en todos los órganos; el fósforo también es abundante y se distribuye preferentemente en los órganos encargados de la reproducción (ya que es imprescindible  en las primeras fases de elongación del tubo polínico) y en el sistema radicular; el potasio es abundante en los frutos y en los tejidos conductores del tallo y de las hojas; el calcio abunda en hojas, donde se acumula a nivel de la lámina media de las paredes celulares y juega un papel fundamental en las estructuras de sostén.

    

Una nutrición deficiente en nitrógeno produce una reducción del 25 % en el crecimiento total de la planta, con especial incidencia en el sistema radicular, aunque los demás elementos se encuentren en concentraciones óptimas. Así mismo, las cantidades de nitrógeno disponible influyen sobre la proporción parte aérea / raíz, de forma que aportes crecientes de nitrógeno de forma localizada, aumentan dicha relación, tanto por el aumento de la parte aérea, como por la disminución del volumen del suelo explorado. El tipo de sal utilizada como fuente nitrogenada también puede influir sobre el comportamiento de la planta, según su facilidad de asimilación. Durante la floración un exceso de nitrógeno se traduce en una reducción del 35 % de las flores femeninas y casi del 50 % de las flores hermafroditas.

    

Una deficiencia en fósforo puede ocasionar la disminución del crecimiento de la parte aérea en un 40-45 %, que se manifiesta tanto en la reducción del número de hojas como de la superficie foliar, y en un 30 % para la raíz. Cuando concurren niveles deficientes de fósforo y excesivos de nitrógeno durante la floración y fecundación, se produce una reducción de hasta el 70 % del potencial de floración y una disminución considerable del número de frutos fecundados..

    

Una deficiencia severa de potasio durante la etapa de floración puede producir una reducción de hasta el 35 % del número de flores hermafroditas.

    

La acción de los macronutrientes secundarios (potasio, calcio, magnesio y azufre) sobre el crecimiento es limitada, aunque ala acción que ejercen sobre la elongación celular puede producir, en el caso de deficiencias prolongadas, una reducción del crecimiento que puede llegar a originar necrosis foliares.

    

En cuanto a los efectos de la nutrición sobre el desarrollo y maduración de los frutos, el potasio y el calcio ejercen un papel determinante en relación con la calidad y las cualidades organolépticas.

    

A la hora de abonar, existe un margen muy amplio de abonado en el que no se aprecian diferencias sustanciales en el cultivo, pudiendo encontrar “recetas” muy variadas y contradictorias dentro de una misma zona, con el mismo tipo de suelo y la misma variedad. No obstante, para no cometer grandes errores, no se deben sobrepasar dosis de abono total superiores a 2g.l-1, siendo común aportar 1g.l-1 para aguas de conductividad próxima a 1mS.cm-1.

Actualmente se emplean básicamente dos métodos para establecer las necesidades de abonado: en función de las extracciones del cultivo, sobre las que existe una amplia y variada bibliografía, y en base a una solución nutritiva “ideal” a la que se ajustarán los aportes previo análisis de agua. Este último método es el que se emplea en cultivos hidropónicos, y para poder llevarlo a cabo en suelo o en enarenado, requiere la colocación de sondas de succión para poder determinar la composición de la solución del suelo mediante análisis de macro y micronutrientes, CE y pH.

    

Los fertilizantes de uso más extendido son los abonos simples en forma de sólidos solubles (nitrato cálcico, nitrato potásico, nitrato amónico, fosfato monopotásico, fosfato monoamónico, sulfato potásico, sulfato magnésico) y en forma líquida (ácido fosfórico, ácido nítrico), debido a su bajo coste y a que permiten un fácil ajuste de la solución nutritiva, aunque existen en el mercado abonos complejos sólidos cristalinos y líquidos que se ajustan adecuadamente, solos o en combinación con los abonos simples, a los equilibrios requeridos en las distintas fases de desarrollo del cultivo.

    

El aporte de microelementos, que años atrás se había descuidado en gran medida, resulta vital para una nutrición adecuada, pudiendo encontrar en el mercado una amplia gama de sólidos y líquidos en forma mineral y en forma de quelatos, cuando es necesario favorecer su estabilidad en el medio de cultivo y su absorción por la planta. La planta de melón cultivada bajo condiciones deficientes de micronutrientes, no produce ningún melón comestible.

También se dispone de numerosos correctores de carencias tanto de macro como de micronutrientes que pueden aplicarse vía foliar o riego por goteo, aminoácidos de uso preventivo y curativo, que ayudan a la planta en momentos críticos de su desarrollo o bajo condiciones ambientales desfavorables, así como otros productos (ácidos húmicos y fúlvicos, correctores salinos, etc.), que mejoran las condiciones del medio y facilitan la asimilación de nutrientes por la planta.



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