Es
un hongo Deuteromiceto que ataca fundamentalmente al fruto aunque en algunas
ocasiones también puede aparecer en hojas, madera y brotes.
La
invasión de Gloeosporium se suele producir alrededor del mes de
septiembre. Los primeros síntomas se manifiestan mediante una mancha ocre
aceitosa alrededor del punto de entrada de la infección, produciendo después
conidias de color rosa, en zonas concéntricas. La infección por tanto puede
producirse en frutos aún verdes o cuando cambian de color y en momentos
cercanos a la madurez, en función de la variedad.
Se
trata de un daño típico de años lluviosos, pues el hongo para desarrollarse
necesita de una humedad relativa superior al 90 % y una temperatura alrededor
de 25º C, aunque a temperaturas inferiores también se producen daños.
La
germinación del hongo es muy rápida y puede completar su ciclo, en
condiciones óptimas, en un máximo de 10 días. Pasa el invierno en los
frutos caídos al suelo, provocando reinfecciones al año siguiente en el
momento que se den las condiciones óptimas.
A)
DAÑOS.
Tras
la infección de los frutos, en las manchas provocadas aparecen unas conidias
que segregan una sustancia gelatinosa de color amarillento, inicialmente y
pardo después. Las partes atacadas quedan acorchadas y el fruto se momifica,
estropeándose la piel. Como consecuencia la aceituna se cae, baja el
rendimiento notablemente y el aceite que se produce de estos frutos alcanza
una acidez muy elevada.
B)
MEDIOS DE LUCHA.
Los
productos cúpricos dan buenos resultados. El caldo bordelés al 2% o mezclas
de oxicloruro de cobre al 37% más zineb al 15 % al 0,4 %, añadiendo mojante
si el producto no lo lleva, son los más utilizados.
Los
tratamientos son preventivos, de manera que cuando se prevea daño, se debe
hacer un tratamiento en septiembre (combinado con algún otro para mosca,
etc.) y repetir más adelante si hay lluvias o se trata de una zona endémica.
Enfermedad
que ataca a la aceituna, produciendo una mancha casi circular, oscura y de
medio centímetro de diámetro, parecida a un escudete, de donde toma su
nombre. Es típica de las aceitunas para verdeo, que al presentar estas
lesiones las inutiliza para tal fin.
Las
aceitunas toman a veces formas parecidas al Gloeosporium, pero las
manchas se distinguen por la existencia de picnidios en forma de puntos
negros, que no se confunden con los acérvulos de color rosa del Gloeosporium.
Desde
el punto de vista de la calidad del aceite, los daños son los típicos de
todas aquellas alteraciones que afectan a la pulpa o provocan caída de fruto,
que siempre se traducen en acidez alta, sabores extraños y a veces
dificultades en la elaboración.
Es
una enfermedad poco extendida en general, pero si se presenta es una zona
concreta o en años determinados, se recomienda actuar de la misma forma que
con la aceituna jabonosa.
La
tuberculosis está producida por una bacteria del orden de las Eubacteriales.
Se trata de una alteración muy extendida en el olivar español y depende
mucho de la sensibilidad varietal, entre otras causas.
La
bacteria penetra en el olivo a través de heridas producidas generalmente por
la poda, la recolección, el granizo o las heladas. Cuando se da alguna de
estas circunstancias o la combinación de ellas y una variedad es sensible, la
bacteria se extiende de un modo espectacular. La propagación se hace a través
del agua de lluvia, los roces de las ramas por el viento, o los instrumentos
de poda, principalmente.
A)
DAÑOS.
La
tuberculosis se caracteriza por la aparición de tumores que en un principio
son pequeños, blandos, lisos y de color verde. Posteriormente se lignifican y
endurecen presentando una superficie irregular, rugosa y agrietada. Su tamaño,
una vez alcanzado el total desarrollo, es parecido al de una avellana, y
pueden estar aislados o muy próximos unos a otros.
Cuando
el ataque es fuerte puede provocar el debilitamiento y secado de muchas ramas
atacadas, incluso el propio árbol. Los olivos atacados producen frutos de muy
mala calidad, poca cosecha y con frecuencia la oliva cae al suelo por falta de
nutrición. Los aceites obtenidos son de poco rendimiento y con sabores extraños.
B)
MEDIOS DE LUCHA.
Hay
que tomar actitudes preventivas, pues una vez instalada la bacteria en el
olivar, resulta complicado y caro eliminarla.
Para
la recolección es preferible no utilizar medios traumáticos como el vareo,
que produce muchas heridas. Por orden de interés estaría el vibrador, cuando
se pueda, o el ordeño a mano ayudado de pequeños instrumentos no traumáticos.
Al
efectuar la poda se deben dejar los olivos afectados para el final, evitando
transmitir la bacteria a los árboles sanos. Los instrumentos de poda deben
desinfectarse pasándolos por una llama o mediante su introducción en
disoluciones concentradas de sulfato ferroso.
No
se debe utilizar material vegetal para multiplicación, de plantaciones
infectadas.
Un
método eficaz es cortar y quemar en el mismo campo todas las ramas atacadas,
preferiblemente en tiempo seco puesto que la humedad favorece la infección.
BARRANCO
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